miércoles, 14 de enero de 2009

El país de las excepciones

Hola, vuelvo a escribir luego de algunas pausas fruto del año nuevo y las preocupaciones y alegrías propias de la noticia de mi hijo Fernando. Y vuelvo a las reflexiones respecto a lo que me rodea y me interesa.

Veía en las noticias la suspensión del uso del pase escolar a -valga la redundancia- escolares durante el mes de enero. No va más la tarifa rebajada durante los meses estivales que, se supone, aprovechan todos para descansar y salir de paseo... PERO no faltan quienes van a cursos de verano, o desean movilizarse para cualquier fin, y la ausencia del pase significa un aumento notable en el gasto. Perfecto, puede ser que lo necesiten, puede ser un gasto inesperado que muchas familias ven como una gran dificultad para cubrir, y me parecería muy bien que de alguna forma se acreditara que los estudiantes que realizan cursos en el verano sigan teniendo el beneficio del pase. Lo que me llama la atención es la afirmación que hace un presidente de una federación de estudiantes universitarios para justificar el uso del pase durante las vacaciones.

"Uno es estudiante todo el tiempo, no sólo cuando va a clases". De acuerdo, se es estudiante mientras se está estudiando, y las vacaciones sólo son un paréntesis. Me recuerda cuando a Iván Zamorano le preguntaban por su retiro del fútbol, y el bueno de Iván afirmaba "Yo siempre voy a ser futbolista, nunca ex-futbolista. ¿Acaso cuando los médicos o los ingenieros se retiran son ex-médicos, o ex-ingenieros?". Sí, claro, puede que tuviera razón, pero es otra la cuestión aquí.

Durante el año pasado salió a la luz el "escándalo" de una funcionaria de gobierno que usaba su auto, estatal, para su negocio personal de venta de frambuesas. Se habló de corrupción, utilización ilícita de recursos públicos, y se pidieron penas del infierno para la pérfida mujer. Pues bien, ¿no podría haber afirmado la malograda funcionaria que "una es funcionaria de gobierno todo el tiempo, no sólo cuando va a su trabajo"?. ¿No es aquello que antes escandalizó y se llamó corrupción, lo mismo que se está invocando respecto al pase escolar?.

Las personas y casos citados no son ni particularmente malos ni hipócritas. Es que habitamos el país de las excepciones. Somos capaces de enojarnos y reclamar enardecidos cuando la micro se detiene en paraderos donde no debía y eso nos retrasa, pero también nos enoja que el micrero no haya sido capaz de pararnos a nosotros una cuadra antes del paradero.  La mentira incuestionable de otros, la mentira que les hace perder toda credibilidad y los rebaja como seres humanos, se convierte en mentira piadosa cuando es usada a nuestro favor. Las reglas deben ser iguales para todos, y la ley pareja no es dura... pero yo me merezco una excepción, una pequeña excepción que no perjudica a nadie, pero que sin duda a la escala personal de cada quien es una forma de corrupción, la misma de quien ocupa los recursos e influencias que tiene a mano para obtener lo que desea. Subir una décima a un alumno para que pase de un 6,1 a un 6,2 es inexcusable y habla de favoritismo por parte de un profesor, pero el mismo profesor se convertirá en un viejo de mierda si no sube un 3,9 a un 4,0. Queremos que las cosas funcionen y para ello todos deben seguir las reglas, pero por favor, no a costa mía. Las normas son para los demás, mi caso siempre es distinto y especial.

Ojo, no soy un paladín de la ley por sí misma, pero quizás una de las grandes responsabilidades en muchos de los males que nos aquejan socialmente es ese consagrado derecho a la excepción, a no ser medidos con la misma vara que medimos a otros. Como dijo Jesús a los fariseos, "Imponen a otros cargas a las que ustedes no acercan siquiera un dedo". Aunque duela asumirlo, no estamos muy lejos de eso.

2 comentarios:

David dijo...

Yo creo que tienes mucha razón, amigo bombillo Josefo. Creo, sin embargo, que el concepto de legalidad y respeto ha sido trucado y retrucado en nuestra sociedad. Me parece que el problema no está en el individuo particular que cree estar sobre la norma ni tampoco en los que creen que la norma está sobre el individuo. Hay una lección mal aprendida con respecto al tema. Se crean reglas para todo, se legaliza todo. Y, por consiguiente, se quiebra, tensiona y desafía el sistema cada vez que es posible.

Claramente el problema acá pasa por educar en Sentido Común y Honestidad. Me he dado cuenta que en otro paises latinoamericanos a nadie se le ocurre robarse los sachets de Ketchup de los locales de comida. Me he dado cuenta que en otros lugares son los choferes los que anotan en una tarjeta el tiempo que estuvieron estacionados y pagan lo que corresponde. También me he dado cuenta que cuando algo no corresponde se levantan iracundos, golpean mesas, vociferan, salen a las calles.

Para el caso particular de los estudiantes y su pase veraniego, no tengo respuesta. Me deprime pensar una solución. Está todo tan mal hecho en este país. Tan desordenada la ciudad, tan malo el transporte, tan estratificada la sociedad, tan mal educada la población, que cualquier solución posible me huele a malas intenciones, intereses y corrupción.

Una última cosa, amigo Bombillo. Estoy echando de menos en los blogs de mis amigos votantes una columna acerca de los (pre)candidatos presidenciales. Yo estoy celebrando, te lo digo. El actual escenario reafirma mis convicciones con respecto al sistema electoral.

Saludos Y Fuerza!!

Pedro Rupin Gutiérrez dijo...

Pues sí David... respecto a lo que me planteas, quizás olvido recalcar que una norma no es, necesariamente, una regla o una ley escrita, muchas veces es lo que dicta el sentido común y que, aun sin ser formal, tiene esa validez.

Un abrazo, amigo. ya vendrán apreciaciones respecto a los candidatos. ¿por qué no escribes tú? Echo de menos el canto de un árbol