Trabajar con publicidad ficticia, entonces, requeriría que el cabro sepa distinguir aspectos de la realidad. Dicho en simple: si un cabro puede transferir, ya cacha que ver un afiche publicitario en una clase NO es que le estén haciendo publicidad. Es que la está estudiando. Luego, decir que “para enseñarles a comprender la publicidad y analizarla no es necesario utilizar publicidad real” supone que los cabros ya tengan algún criterio para separar las cosas. O sea, no se la creen toda. Si se la creen toda, si no pueden distinguir ver publicidad como materia de clase a someterse a la publicidad, no pueden aprender con publicidad ficticia y luego transferir. Si el cabro es básico, habrá que apuntar a reconocer y comprender. Y para que re – conozca, habrá que partir de lo que ya conoce. La misma palabra lo dice. La alternativa de publicidad real pero que no apunte a ellos implica una abstracción para analizar mensajes, códigos, etc. no dirigidos a ellos, para que luego los transfieran a aquellos que sí están dirigidos a ellos. Si son capaces de hacerlo, es que son más maduros (y menos ingenuos) de lo que creemos.
Lo cuarto tiene que ver con la publicidad como tal. La publicidad es, esencialmente, seducción. Instar subrepticiamente a hacer algo, que es un objetivo que no se declara explícitamente. Una pésima publicidad es “Tome Coca Cola”. Demasiado obvio. El análisis termina junto con terminar de leer la frase. Al seducir, una cuestión fundamental es que el objetivo final no sea evidente, o no hacerlo parecer evidente (de haber sabido esto en mi juventud, quizá me habría ido mejor con las mujeres). Entonces, una de las últimas cosas que haría un publicista sería evidenciar lo que pretenden sus mensajes, desarmarlo, analizarlo parte por parte… que es lo que se hace en una clase en que se analicen medios y publicidad. Pésima publicidad es convertirla en objeto de estudio. Precisamente, la desarma. Eso hace la unidad referida. De acuerdo, no sé si es la intención de quienes se les ocurrió que se viera como contenido, pero analizar una publicidad en clases la aleja bastante más de su objetivo que lo que le ayuda a cumplirlo. No imagino a alguien que quiera motivar a un grupo de personas decirles “Muchachos, les daré un discurso de motivación, apelaré a recursos emocionales fáciles e identificables”. Bueno, lo imagino, pero no creo que le vaya muy bien.
Lo quinto tiene que ver con lo anterior, y es el concepto de “placement” que explica en “El Mostrador” Rodrigo Uribe, Phd en Comunicación, profesor de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile e Investigador en Publicidad Infantil. Dicho en simple, Placement es meter publicidad en el “paisaje”, lo que hemos visto por ejemplo en teleseries cuando, dando un poco más de importancia a un acto tan cotidiano como tomar un café, por ejemplo, se logra mostrar la marca del café. Publicidad sin necesidad de tandas comerciales, metida en medio del programa. Plantea que estos avisos publicitarios en los libros son “placement”. Su título es “Un momento amigos y ya volvemos… con la materia del curso”.
1 comentario:
Siempre me interesó mucho hablar y debatir sobre la publicidad como tema en si mismo. Gracais por tu aporte la verdad que no solo me gusto sino que me entretuvo, ya que estoy con mononucleosis!! si.... no puedo salir de mi departamento en buenos aires =( asi que bueno, queria agradecer el aporte
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