lunes, 6 de abril de 2009

Amós

Con todo esto de las farmacias, echo de menos algo profético. Algo que remezca un poco en esta Semana Santa. Algo que recuerde un poco que la fe tiene una dimensión social -qué obvio que parece y qué fácil que se olvida-. Recordé que un profeta, Pastor humilde, arriesgó el pellejo en su tiempo por enfrentar a quienes, en ese entonces, hacían algo parecido. ¡Cuánto echo de menos que haya profetas hoy!

Así habló Amós:

Contra los defraudadores y explotadores

Escuchen esto, los que pisotean al indigente
para hacer desaparecer a los pobres del país
Ustedes dicen: "¿Cuándo pasará el novilunio
para que podamos vender el grano,
y el sábado, para dar salida al trigo?
Disminuiremos la medida, aumentaremos el precio,
falsearemos la balanza para defraudar;
compraremos a los débiles con dinero,
y al indigente por un par de sandalias
y venderemos hasta los deshechos del trigo"

Amós 8, 4 - 6

Pues bien, dueños de farmacias, esto les digo yo:

"¿Es que no temen a YAVÉ, ustedes que venden la salud?
¿Es que no temen al Dios que da la vida, que la negocian
hasta sólo pensar en ganancias?
Hombres y mujeres trabajan desde la salida del sol hasta su puesta
para ganar su dinero,
y ustedes les roban poniéndose de acuerdo.
El que sólo por ganancia dificulta la salud a su hermano
es un asesino, y lo mata lentamente,
el que quita más de lo debido de sus ganancias es un ladrón,
que merece la cárcel.
¿Y encima de todo quieren reducir la pena,
confiesan esperando salir menos perjudicados?
Yo, EL SEÑOR, sé lo que hacen,
y nunca defraudo a mi pueblo.
El que murió por sus pecados murió también por ustedes
y espera su conversión"


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